En 2020, la organización no gubernamental brasileña Redes da Mare, con sede en una de las favelas (barrios marginales) más grandes de Río de Janeiro, se reunió con un equipo de científicos de Fiocruz y la comunidad de Favela da Maré para formar un nuevo colectivo para responder a la crisis emergente de la COVID-19. El diverso equipo, que llegó a ser conocido como Conexión Saúde, desarrolló herramientas ágiles y accesibles para controlar el aumento de la pandemia en un territorio de más de 160.000 personas.
Para poner en marcha el proyecto, reunieron a organizaciones públicas y privadas, movilizando recursos financieros y humanos en un tiempo récord. El proyecto combinó el aislamiento domiciliario, las pruebas gratuitas de la COVID-19, la telemedicina y una sólida estrategia de comunicación interpersonal y basada en la web para difundir información y prevenir las noticias falsas. Mediante un enfoque de investigación e intervención profundamente comunitario, el proyecto ayudar a reducir el número de muertos por COVID en más de un 40% desde marzo de 2020 hasta abril de 2021 y logró alcanzar tasas de vacunación contra el COVID del 94,4%.
El colectivo también creó Vacina Maré, un proyecto de investigación que tenía como objetivo estimar la eficacia de la vacuna contra la COVID-19 y el impacto de la pandemia en el territorio de Maré a lo largo del tiempo. El equipo ahora se basa en las infraestructuras, las formas de trabajo y las colaboraciones desarrolladas a través de estos proyectos centrados en la COVID-19 para abordar otros problemas sociales y de salud apremiantes en Maré y otros territorios.
El proyecto Conexão Saúde se diseñó a través de un esfuerzo conjunto entre organizaciones comunitarias e instituciones científicas. El éxito de su programa de respuesta a la pandemia fue posible gracias al compromiso continuo de los miembros del equipo colaborativo en la favela da Maré, lo que ayudó a fomentar una profunda confianza entre el equipo del proyecto y las diversas comunidades que viven en el territorio. Como explicó un miembro del personal del proyecto Fiocruz:
«Una de las ideas de este proyecto fue la unión entre diferentes grupos: el movimiento organizado de favelas, un equipo de datos y científicos epidemiólogos. Esto dio solidez al proceso, en lo que respecta a la forma de abordar el problema, escuchar y comunicarse con la comunidad de diversas maneras, con información cualificada».
Los propios sistemas de creación de redes de la comunidad también fueron fundamentales para organizar una respuesta rápida a la aparición de la COVID-19. La aplicación del concepto de «poder simétrico» fue clave para el éxito del proyecto, y los científicos de la Fiocruz, Favela da Maré y los donantes privados se comprometieron a trabajar mano a mano, como socios en pie de igualdad, para controlar la pandemia.
El primer gran éxito directo del proyecto fue la reducción del 40% en las muertes por COVID-19 entre marzo de 2020 y abril de 2021, lo que se logró antes de que llegara la vacuna contra la COVID-19 y alcanzara la cobertura de la población. Además, el proyecto tuvo éxito al crear una red colaborativa para el intercambio de conocimientos en Favela da Maré, movilizando a la población a través de las prácticas, el conocimiento y los diferentes actores situados y dialogando de manera productiva con los poderosos movimientos sociales que surgieron en la misma área geopolítica y social. Otro aspecto exitoso de la iniciativa fueron los esfuerzos de comunicación y participación comunitaria del proyecto mediante la producción de contenido informativo y atractivo en las redes sociales, boletines y comunicados de prensa que ayudaron a combatir la desinformación y las noticias falsas.
El mayor desafío al que se enfrentó el equipo del proyecto fue la configuración de toda la infraestructura, desde los sitios de prueba, la asistencia médica y la telemedicina hasta el apoyo a la protección social, especialmente entre los más vulnerables. La coordinación entre un grupo diverso de partes interesadas en tan poco tiempo para responder a una emergencia sanitaria sin precedentes supuso un gran desafío, pero también un éxito del proyecto. El Comité de Gestión colaborativo era esencial para construir un proceso de toma de decisiones horizontal, democrático y dialógico. Se basaba en las reuniones semanales, en las que los representantes institucionales y sociales participaban abiertamente y compartían de forma transparente sus experiencias, necesidades, estrategias de comunicación y el presupuesto recibido de muchas fuentes. A través de esta estructura de gobierno, las decisiones financieras del proyecto también se basaron en un proceso participativo, garantizando una copropiedad y una colaboración genuinas.
El aspecto más interesante de este proyecto es el desarrollo del modelo «Collab», un nuevo marco para la investigación de la salud comprometida y colaborativa que surgió de las experiencias integradas del proyecto. Para obtener el apoyo presupuestario tanto del estado como de la sociedad civil, el equipo diseñó el modelo basándose en tres pilares: el pilar público, el pilar privado y el pilar social. El modelo ya se ha replicado en otras áreas, incluida la Favela de Manguinhos, lo que demuestra la importancia de la colaboración en las diferentes esferas sociales.